viernes, 16 de abril de 2010

Crepúsculo.


Hoy he ido a una librería. Había una pila enorme de ejemplares de Crepúsculo. También había dos mozas en edad de parir que cuchicheaban animadamente mientras ojeaban la sección de merchandisin crepuscular.

Me he sentido enfermo y triste mientras la furia me invadía allí plantado, sin poder despegar mis orejas de aquella perorata de pamplinadas huecas que rebotaban de la una a la otra. Eran gordas, deformes, blancas y blandas como el escroto de Fraga. Satisfechas de mostrar al mundo cuan inconmensurable era la melancolía que atormentaba sus sensibles e inquietos espíritus. Collar de perro y ojeras maquilladas. Camisetas negras de 70 €. Tienen en sus dormitorios muñecas japonesas a las que aman más que a sus padres.

Ojalá estalle pronto una guerra. Quiero caos. Ven, Fuego.

Purifícanos.

1 comentarios:

elricoenardides

Estas chicas que andan por ahí enamorándose de paliduchos acabarán sus días junto a alquien que las querrá menos que a su play-station.