Cyperus esculentus.
Detesto el verano que se aproxima por muchas razones pero debo admitir que su inminente presencia me trae sabores olvidados. Mi abuela solía comprarme enormes bolsas de chufas. Fue en la época de V o quizás años antes, no lo recuerdo con exactitud. El caso es que asocié de una forma u otra su peculiar sabor y textura a la estación veraniega. Desde entonces no las he vuelto a probar en su estado natural. La horchata embotellada, aunque sea de maestro horchatero en formato deluxe, machacada, exprimida, batida, glaseada, adulterada con agua y azúcar, no es lo mismo. Es como si te bebieses un zumo de manzana cien por cien en lugar de masticar y digerir una manzana. No es lo mismo. Malditos sean la esad y el ivam porque benditas son las chufas.
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