jueves, 16 de abril de 2009

Si estuviera loco.

Si estuviera loco, no podría evitar eyacular en una jeringuilla con aguja hipodermica y, llevándola escondida en el bolsillo de la chaqueta, entrar en el Carrefour Express del paseo, donde no hay vigilante de seguridad y en el que el area de lacteos refrigerados está convenientemente resguardada de la mirada de las cajeras, para inocular el contenido de la jeringuilla en una tarrina de yogur Müller de frutas del bosque en oferta, volviéndola a colocar en su sitio después.

Si estuviera loco, disfrutaría cuando esa tarrina fuera comprada por un engreido viejo calvo con bigote y reloj de oro que me lanzaría furtivas miradas de desconfianza y desprecio mientras merodeo disimuladamente ahogando una risita de satisfacción al imaginármelo ingieriendo mi esperma mezclado con yogur al mediodía siguiente, en su casa, mientras contempla extasiado las noticias de futbol.

Pero no estoy loco.

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