martes, 27 de abril de 2010

¿De qué va todo esto?


Abro la oxidada bandeja del correo electrónico y tras la estela de larvas de cucaracha envueltas en telaraña me topo con media docena de peros interrogantes.

Pongamos que el escocés de melena dorada es un tipo listo, arregla cosas. Cuando cae la tarde ansía su sesión de fotosíntesis en el paseo marítimo, arregla cosas. Tiene talento, y la par de ser comedido ocupa el tiempo presente, arregla cosas. Hasta aquí perfecto. Pero él también se pregunta de qué va todo esto desde un altavoz hueco. El escocés cuestiona la implicación meramente pasional en el trabajo pero al solidarizarse con la cigarra, el escocés-hormiga ya no obra como hombre. ¿De qué va todo esto?
Pongamos que el escocés de melena plateada es un topo, no arregla cosas. Cuando cae la tarde ansía su sesión de radiofútbol en un piso legítimo, no arregla cosas. Tiene necedad, y la par de ser insensato malgasta su tiempo futuro, compra rosas. Hasta aquí infecto. Pero él tampoco se pregunta de qué va todo esto desde un pavo relleno. El escocés no cuestiona la implicación meramente indiferente en la holgazanería pero al repudiarse con la hormiga, el escocés-cigarra ya no obra como mujer. ¿De que va todo esto?

Abro la bandeja oxidada del horno eléctrico y tras la estela de larvas de araña envueltas en cucaracha me topo con media docena de puerros exclamantes.

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