lunes, 28 de junio de 2010

walt disney y el aire acondicionado.


La otra mañana fui al banco a abonar la tasa de recogida de basuras.
El caso es que no la tengo domiciliada porque alguien me aconsejó en cierta ocasión:
-Eso ni se te ocurra hacerlo. Yo antes la tenía domiciliada y una vez me cobraron el doble y me costó un sinfín de mareos reclamarlo.
-Pero hombre, -le recriminé- ¿Estás dando por hecho que hay incompetencia en el ayuntamiento? Eso ni se te ocurra pensarlo.

En fin, que como iba diciendo la otra mañana fui al banco, dispuesto a abonar la dichosa tasa de recogida de basuras y estando en la cola de la ventanilla sentí de repente un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo, seguido de un vapor gélido que me congeló la frente, la nariz y la garganta. Indispuesto como estaba ante tal situación, me dispuse a hacer de tripas corazón justo cuando una señora situada frente a mí, de rictus y cutis violáceo como el mismísimo cadáver de Walt Disney, sentenció al aire:
-¡Huy, aquí hace mucho frío!, ¿Pueden hacer el favor de subir un poco el aire acondicionado?
-Eso ni se le ocurra pensarlo, señora -replicó alguien.

Porque, seamos objetivos, ¿A qué alma insensata se le ocurriría subir un poco el aire acondicionado en pleno verano? Por favor, con lo agustito que se está tomando una cerveza bien fresquita en esa cafetería de la esquina de apenas 40 metros cuadrados, casi vacía de clientela, con el aire acondicionado escarchándote las pelotas a 14º C cuando en la calle se pueden freir huevos en las aceras y el termómetro marca 42º C, ¿Verdad? Total, tan sólo hay 28º C de diferencia. Minucias. Y en pleno invierno lo mismo pero a la inversa. Con dos cojones. Porque eso de a menor espacio y menor número de gente ocupando ese espacio, menor necesidad hay de alterar la temperatura parece ser que muchos propietarios de negocios y ciudadanos particulares no acaban de cogerlo. Igual no se entienden con la física básica, van de sobraos despilfarrando vatios, no se han resfriao en su puta vida o provienen de disímiles latitudes, vete tú a saber. Pero por si a alguien aún le queda alguna duda, señoras y señores, niños y mayores, tanto en verano como en invierno, estamos en Almería. No estamos en el Valle de la Muerte. No señor. No estamos en Vostok. No. Y aunque estuviésemos, copón.

Muchos atestiguan que Walt Disney nació en Mojácar, e incluso aseguran que su cuerpo fue criogenizado, pero lo que todos ignoran es que el desdichado Walt murió congelado en un establecimiento de Almería en pleno mes de julio.

Esta calurosa mañana ha entrado al pequeño comercio de la esquina un pingüino con bufanda estornudando. Y la gente como si tal cosa.

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