viernes, 24 de abril de 2009

Jesús.

Conocí a Jesús en la escuela de artes de Almería.

La primera vez que intenté establecer contacto con él, estábamos en la clase de modelado, y él estaba retocando un magnífico relieve de un cuadro de Munch. Me pareció fascinante desde el primer momento. Parecía el hermano decrépito y autista de Robert Smith de The Cure. Venciendo mi natural reticencia a hablar expontaneamente con los desconocidos, en un impulso calculado, halagué su trabajo con aquel magnífico relieve, reproducción exacta del original llevado sublimente a la tridimensionalidad.

Su única respuesta fue una mirada afilada y comprensiblemente soberbia. Noté como supo inmediatamente que yo era una persona enferma, víctima de incontables manías y defectos relacionados con mi a veces notable incapacidad de relacionarme de una forma natural y no premeditada con la gente. Fue como si un extraterrestre de una raza millones de años más evolucionada que la humana me examinara en décimas de segundo, escaneandome, estudiándome, sacando conclusiones. Todavía no estoy seguro de que no fuera así.

Creo que influyó mucho en mi decisión de inscribirme en el grupo de teatro algún tiempo después.

Intenté establecer contacto en incontables ocasiones. No podía evitar sentirme cada vez más y más fascinado con aquel extraordinario ser, y cada uno de sus actos eran observado por mi como una proeza, las anécdotas en las que aparecía involucrado eran epopeyas, y cualquiera de sus palabras era un axioma.


Nunca conseguí mi objetivo de convertirme en su amigo, aunque logré establecer relaciones mas o menos normales con el resto de componentes del grupo.

No se que queda de aquel portentoso ejemplar de übermensch y hasta que punto el paso de los años y el peso de la vida habran transformado al coloso más extraordinario que nunca he tenido la oportunidad de conocer.

PD: No soy maricón.

1 comentarios:

Anónimo

Jesús Jesús !! Guardaba los recortes de sus uñas (de todas) en un botecito de crital.