Relato A. Segunda parte.
Irving no puede aguardar ni un segundo más. Siente como si el tiempo se hubiese detenido mientras respira hondo, cierra los ojos entonando una plegaria, rasga cuidadosamente el sobre reciclado de Grounders, vuelve a abrir los ojos y saca la ansiada carta leyendo con suma atención lo siguiente:
"Estimado Sr. Irving H. Wallace: Su petición ha sido archivada en nuestra base de datos a la espera de resolutiva resolución. Mientras tanto siga disfrutando de nuestra extensa gama de productos Grounders disponibles tanto en grandes superficies como en centros de higiene homologados. Atentamente: Sir William Grounders. Fundador. ", rubricado de forma evidentemente emulada.
Una pequeña llama de esperanza se enciende en la cabeza de Irving, precedida por una leve pero punzante decepción. ¿Se tratará tan sólo de una cortés negativa? -Se cuestiona con recelo mientras vuelve a introducir la carta en el sobre original y se la guarda cautelosamente en un bolsillo de la chaqueta. Como para acallar sus malos augurios, Irving prosigue con la labor de despachar el resto del correo. Reserva las consabidas facturas de agua y luz como comprobantes ante posibles irregularidades en el otro bolsillo de la chaqueta y va desechando los diversos anuncios publicitarios arrojándolos con inusual despecho a la papelera situada estratégica y funcionalmente bajo los buzones comunitarios y es entonces cuando su mirada se detiene ante el anodino sobre blanco escrito a mano con bolígrafo. Gira el peculiar sobre para comprobar el remitente. Figura una tal Srta. Elsa Goldshine. No consta dirección. En ese preciso instante un aluvión de nombres e imágenes revolotean sobre su cabeza como una bandada de cuervos nerviosos anunciando una tormenta. Elsa, ¿Elsa..? Irving no conoce a ninguna Elsa Goldshine pero sí recuerda a una tal Elean, quizás del instituto, quizás de primaria. ¿O era Eloise? Su mente le está jugando una mala pasada. El caso es que ese singular apellido le resulta de una forma u otra extrañamente familiar. Goldshine...¿Dónde lo ha oído antes? Irving hace un denostado esfuerzo por recordar pero el ciclo sincopado de imágenes, nombres y sonidos en su mente acaba por hacerle desistir de su empeño. Aún sigue resoplando estresado mientras abre confundido el vulgar y enigmático sobre blanco.
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